Previamente, Laura y yo trabajamos en el estilismo de los personajes. Lo más difícil era conseguir el atrezzo digno de una vedette. Eva Miler estuvo maravillosa poniendo a nuestra disposición el material necesario, así como fotos de su carrera para colocarlas en la localización y convertir el escenario en su casa.
Lo mismo hice con Teresa, pues son esos detalles los que dan autenticidad a la historia, a la vez que hace más fácil a éstas meterse en la piel de los personajes haciéndolos suyos. La gente a la que pedimos ayuda para que nos prestaran ropa y atrezzo para el corto se portó estupendamente.
Una vez caracterizamos a las actrices hicimos la primera lectura conjunta. Todos sentíamos una enorme emoción de ver como tomaba cuerpo el proyecto, para mí fue especialmente emotivo pues aquello que había imaginado empezaba a cobrar vida por si mismo.
Desgraciadamente, por motivos de salud Eva Miller no pudo desempeñar el papel de Antonia en el corto, pero esto será motivo del próximo debate.
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